Miedos antes y despues de la boda
Para cualquier mujer u hombre en edad madura es desde luego todo un forzoso cometido encontrar pareja para casarse e iniciar de esta manera una nueva vida, una vida cargada de expectativas en donde se alcance la plenitud máxima.
El proceso de casarse es sin duda una etapa en donde resulta imprescindible el mantener la calma para no caer en el denominado stress prenupcial, un problema cada vez más recurrente en las parejas y que desde luego les afecta de distintas maneras.
Definir si se está en este estado o no es desde luego bastante provechoso para saber de qué modo enfrentarlo y desde luego aprender a controlarlo.
Lo primero que pasa por la mente de un número significativo de mujeres más que hombres es desde luego el clásico miedo a lo eterno; el tener que lidiar con el peso del idealismo del “por sobre todo y para siempre”; esa inseguridad que desde luego invade al más crédulo y ardiente de los enamorados y que puede solucionarse con la simple valoración y respeto que sentimos hacia nuestra pareja.
Es recurrente que los novios experimenten el temor a la frustración, ya en un orden mucho más materialista (a que la fiesta salga mal, que se aburran los invitados, etc.) y asimismo el temor a la proyección, lo cual abarca desde lo que ha de hacerse desde la luna de miel hasta el inicio de una larga vida de amor perpetuo.
La regla parece tan simple como dejarse llevar, aprender de la pareja, escucharse mutuamente y si es posible planear juntos cada detalle antes y después del compromiso.